lunes, 24 de octubre de 2011

Inventa mientras duermes

A principios de la decada de 1920, el científico aleman Otto Loewi aisló dos corazones de rana, aún latiendo, en dos probetas separadas que contenían una solución salina con el fin de comprobar la estimulación eléctrica que sufrían los corazones al aplicarle un electrodo en un nervio vago. Este experimento ha tenido mucha influencia, pero lo que quiero destacar en particular es la forma en que a su autor se le ocurrió. La idea le llegó a Loewi en un sueño, bueno, para ser exactos en dos sueños según nos lo relata su autor.

En la víspera del lunes de Pascua me desperté, encendí la luz y tomé rápidamente unas notas en un papelito. Luego volví a dormirme. A las seis de la mañana me desperté, creía recordar que había escrito algo muy importante en un papelito pero no fui capaz de descifrar mis propios garabatos. La idea volvió la noche siguiente a las tres de la mañana. Era un experimento dirigido a determinar si la hipótesis de la transmisión química que yo había formulado diecisiete años antes era correcta o no. Me levanté de inmediato, fui al laboratorio y puse en marcha un sencillo experimento con un corazón de rana, siguiendo aquel diseño que se me había ocurrido por la noche.


Este no es un caso aislado. El científico ruso Dimitri Mendeleiv creó la tabla periódica de los elementos después de haber soñado que se podía ordenar la tabla por pesos atómicos. También fue un sueño, que tuvo en 1947 el premio Nobel John Carew Eccles, el origen de la teoría sobre la acción inhibitoria sináptica, que contribuyó a explicar cómo pueden contactar dos neuronas sin dar pie a una cascada interminable de actividad neuronal.

Este papel de los sueños en los descubrimientos científicos no tiene nada de extraño. En la fase de sueño se dan numerosas conexiones neuronales, la mayor parte acaban en nada, pero en ciertas ocasiones ese cerebro que sueña se topa con un vínculo valioso que se le había escapado cuando estaba consciente y despierto. Por tanto, ya sabes, permanece atento mientras duermes porque puedes dar con la solución a un problema que te ronda la cabeza.

sábado, 22 de octubre de 2011

Superconductividad para trenes de levitación magnética


La superconductividad es la capacidad de algunos materiales para conducir corriente eléctrica sin resistencia ni la pérdida de energía dadas algunas condiciones determinadas. En este tipo de materiales, por ejemplo, la corriente eléctrica puede persistir indefinidamente, aunque no haya fuente de alimentación al no haber disminución de resistencia. La superconductividad es un fenómeno de la física cuántica.

Ahora el grupo de la Superconductividad de la Escuela de Física y Astronomía de la Universidad de Tel-Aviv ha encontrado una forma de lograr algo así como un bloqueo cuántico, haciendo que un objeto magnético enfriado con líquido nitrógeno se mantenga en una posición fija con respecto a una superficie. Los resultados van mucho más alla de “espectaculares”:



La primera (y más obvia aplicación) es la de trenes que levitan sobre las vías por medio de las cuales pueden alcanzar velocidades sumamente altas aprovechando la falta de fricción. No es la primera vez que se propone, de hecho hay tres líneas de trenes que operan por medio de levitación magnética: Linimo (Japón), Tren Maglev (Shanghai) y Daejeon (Corea del Sur).

El problema de los trenes magnéticos es la falta de estabilidad, de hecho es necesario la corrección constante entre el vehículo y las vías por medio de ordenadores que vigilan las distancias entre uno y otro objeto. Por otro lado, trenes con la tecnología EDS (Suspensión Electrodinámica) generan campos electromagnéticos tan fuertes que personas con marcapasos no podrían usarlo e inclusive medios de almacenamiento digital pueden ser parcialmente borrados.

Una solución a base de superconductores eliminaría prácticamente todos los problemas actuales de la tecnología de trenes que levitan e introduciría nuevas ventajas que hagan que en un futuro no tan lejano podamos usar trenes super rápidos que son eficientes, sumamente limpios y de operación barata.

sábado, 15 de octubre de 2011

El origen de la World Wide Web

En los años 80, un consultor de software del CERN -laboratorio de investigación suizo- agobiado por la cantidad de información con la que trabajaba y por la cantidad de gente que había en su centro de trabajo, comenzó a desarrollar una aplicación para organizar la información llamada Enquire.

Con Enquire, se podían almacenar pequeños bloques de información sobre una persona o un proyecto en forma de nodos y conectarlos a una red. Era fácil trazar una flecha de dos puntos entre dos nodos, de forma que, si se buscaba el nombre de alguien, se veían instantáneamente todos los proyectos en los que trabajaba. La aplicación resultó ser muy informativa, pero su creador cambió de trabajo y la dejó de lado.

Unos años más tarde, empezó otro versión llamada Tangle pero no llegó a cuajar. Y entonces, casi 10 años después de haber programado Enquire, empezó a trabajar en una aplicación más ambiciosa que permitiese establecer conexiones entre documentos guardados en distintos ordenadores usando vínculos de hipertexto, Tardó un poco en dar con su flamante aplicación a la que primero llamó "mina" o "malla" de información. Pero por fin se le ocurrió una metáfora distinta para definir la red de esa plataforma. Y la llamó World Wide Web.



Cuando relata los orígenes de la Web, Tim Berners-Lee no intenta en ningún momento reducir la formación de su idea a u solo momento de inspiración: "El invento de la World Wide Web vino de que me fui dando cuenta gradualmente de que vincular las ideas de forma no restrictiva, en una red, tenía mucho potencial. La Web apareció para dar respuesta a un problema   abierto, juntando influencias, ideas y conclusiones de muchos lados, hasta que, gracias a los maravillosos oficios de la mente humana, se cimentó un concepto nuevo".

De esta forma, tras un largo proceso de añadir con el que Lee empezó se cimentó la Web sobre la hoy navegan millones de usuarios.

jueves, 13 de octubre de 2011

El inicio de esta aventura

Hoy ha fallecido Dennis Ritchie, padre del lenguaje de programación C y de los sistemas UNIX. Aunque era un desconocido por la inmensa mayoría de usuarios que utiliza dispositivos tecnológicos; sin embargo, sus ideas y creaciones son utilizadas día a día inconscientemente por millones de usuarios. Bajo esta filosofía de difundir el conocimiento entorno a ideas, creaciones, curiosidades e inventos nace esta nueva aventura en la que pretendo acercar un poco más aquellas ideas que dieron lugar a grandes cambios en nuestra forma de vida.